Unas pocas líneas y unos cuantos datos para hablar de la violencia de género y los asesinatos, el síntoma más trágico del machismo perenne en nuestra sociedad. Para comenzar, esta tabla (si pinchan en la imagen, la podrán ver más grande, con los datos a un tamaño legible), que da cuenta de las más de 1.000 mujeres asesinadas desde el año 1999. ¡Más de 1.000 mujeres asesinadas! Ésa es la escalofriante cifra que apenas ocupa unos pocos titulares en los medios (y qué titulares a veces: ni que estas muertes fueran fenómenos naturales...) y parece que ni un minuto en la mente de ninguno de los miembros del Gobierno. La tabla está actualizada a 10 de agosto y hasta esa fecha sumaban 1.010. Al menos hay que añadir a esta estadística la mujer asesinada en Casteldefells.
Sólo disponemos de datos desagregados por tipo de relación entre las mujeres y sus asesinos desde 2003. A partir de esa fecha se constata que la mayoría de mujeres asesinadas convivían con su agresor (509) frente a las que no lo hacían (280). A la mayoría de mujeres las ha matado su pareja.
¿Qué edades tienen las mujeres asesinadas?, ¿de qué edades son los hombres que las matan? Desde 1999, las franjas de edad con más mujeres asesinadas han sido desde los 21 a los 40 años, seguidas a continuación por la inmediatamente superior: de los 41 a los 50 años. Los varones perpetradores del crimen tienen, mayoritariamente, entre 31 y 50 años. El machismo asesino, pues, no es una cuestión del pasado. No es un residuo de tiempos pasados. (De nuevo, si pinchan en la imagen, podrán ver los números a tamaño legible).
En la mayoría de los casos, las mujeres asesinadas no habían denunciado a sus agresores. Pero, ¿por qué no se evitaron las muertes de las que sí lo habían hecho?
Pero son muchas, muchas más, las mujeres víctimas de malos tratos. Muchas más de las que así se consideran: aunque "únicamente" alrededor del 4% de las mujeres se consideran a sí mismas maltratadas, un 10% lo son técnicamente, de acuerdo con la macroencuesta del Instituto de la Mujer.
Según los últimos datos sobre violencia de género recogidos por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, desde enero de 2007 hasta diciembre de 2014 se han realizado 1.052.177 denuncias a razón de alrededor de 130.000, de media, al año. En este mismo periodo, se han adoptado 18.775 órdenes de protección de las casi 300.000 incoadas. 14.391 fueron denegadas. En este momento, hay 16.028 mujeres con protección policial.
Números escalofriantes que dibujan la cierta existencia de una enorme enfermedad social contra la que nadie parece dispuesto a luchar. Y erradicarla tendría que ser una prioridad. Pero sigue ganando la batalla del discurso el escarnio y el chiste sobre el feminismo, el enemigo a ridiculizar, ahora rebautizado por los carcas como "hembrismo" o "feminazismo". También cunde el mantra sobre las denuncias falsas. Ni siquiera los asesinatos, reales como la sangre, le apea del burro. Y, mientras tanto, también va recuperando terreno la imagen de la mujer más tradicional, por la crisis o porque nos relajamos pensando que la igualdad (al menos, una más aceptable desigualdad) había llegado y no había marcha atrás. Pero ni se había ganado la guerra ni lo conseguido iba a ser para siempre.
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