El 28% de las mujeres en España asegura que ha renunciado a tener hijos por avanzar en su carrera profesional, según el estudio 'Maternidad y trayectoria profesional', realizado por IESE Business School, en colaboración con Laboratorios Ordesa, que analiza los factores que limitan el pleno desarrollo laboral de las trabajadoras madres o potenciales madres.
El micromachismo, la falta de un reparto ecuánime de las responsabilidades en el hogar, la falta de apoyo institucional a la familia y a la maternidad y las estructuras jerárquicas rígidas en las empresas son algunos de los principales obstáculos con los que se encuentran las mujeres, según este trabajo, basado en una encuesta a 8.500 personas, la mayoría mujeres de entre 25 y 45 años con hijos menores de 12.
El estudio revela que más de la mitad de las mujeres y hombres encuestados reconoce haber tenido menos hijos de los que deseaba. En concreto, señala que, mientras que en España el número de hijos deseados es de 2,52, sin embargo, se tienen de media 1,32 hijos. Además, hay casi un hijo de diferencia entre los que se espera tener y los que finalmente se tienen.
«Este estudio refleja el gran drama que viven muchas madres o potenciales madres que quieren tener hijos y no pueden o, cuando los tienen, no cuentan con ningún apoyo en la empresa», ha afirmado durante la presentación la profesora Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional I-WILL (IESE Lidership), que ha advertido de que «es muy representativo de lo que está pasando en España», donde, «no hay políticas progresistas de apoyo a la maternidad y la familia».
Chinchilla y la decana de la Facultad de Educación de la UIC de Barcelona, Esther Jiménez, investigadora principal de este trabajo, señalan la necesidad de eliminar las barreras que impiden tener el número de hijos que se desea para garantizar la «riqueza y sostenibilidad» del país en el medio y largo plazo». «Así lo podremos salir de este invierno demográfico», apostillan y ponen como ejemplo a Francia y a los países nórdicos por sus décadas de institucionalización de políticas familiares.
'¿Cuál es el mejor momento para ser madre?' es una de las preguntas de este documento, que revela que el 48% de las encuestadas opina que hay que esperar a tener una posición consolidada en el trabajo, lo que genera el retraso en la edad de ser madre. También existe un 32% que prefiere no tener hijos y centrarse sólo en el trabajo y un 17,8% que sostiene que es mejor tener los hijos lo antes posible, aunque esto pueda poner en riesgo la carrera profesional.
La mayoría de las entrevistadas (56%) señala que para una mujer, tener hijos limita la carrera profesional frente a un 3% que cree que a un hombre le ocurre lo mismo. También llama la atención que más de un tercio (35,2%) asegura que sólo se puede llegar a los más alto en su trayectoria profesional si hace renuncias familiares muy importantes.
Sobre esto último, el informe detalla que la mitad (51%) cree que entre las renuncias está la de tener menos hijos de los deseados, dedicar menos tiempo a los hijos (60%), o renunciar a ellos, como señala el 28%. Ellos también creen que el avance en su carrera conlleva sacrificios, aunque en un porcentaje menor al de las mujeres. En concreto, el 21% admite que ha declinado tener descendencia.
Quienes deciden ser madres, existe un 57% que ha renunciado a algunos trabajos por considerarlos incompatibles con su vida familiar, un 53% afirma que ser madre le ha impedido una mayor proyección profesional y el 46% asegura que ha tenido que trabajar mucho más duro para demostrar su valía. También llama la atención el acoso sufrido en los procesos de selección, ya que el 45% sostiene que en ellos le han preguntado si tiene o quiere tener hijos; o que un 20% indica que la empresa no le ha permitido reincorporarse después de ser madre.
El informe pone en evidencia que las mujeres trabajadoras a tiempo completo como sus parejas hombres dedican más tiempo y con más intensidad al cuidado de los hijos y realiza las tareas más rutinarias y físicas, como vestirles (97%) o darles de comer (89%), frente al 68% y al 57% de los hombres, respectivamente. Asimismo, concluye que, a mayor nivel de estudios, mayor es la implicación de los hombres en estas tareas.
En igualdad de condiciones laborales, «la desigualdad entre hombres y mujeres sigue existiendo en el hogar, provocando que ellas realicen una segunda jornada laboral cuando llegan a casa después del trabajo», sostienen las autoras Chinchilla y Jiménez, que señalan que el padre tiende a realizar la parte más divertida del cuidado de los niños mientras la madre se ocupa en gran parte de los deberes (85%) frente al 43% de los hombres.
En el cuidado del hogar esta situación desigual se agrava: La mayoría de las encuestadas asegura realizar siempre o casi siempre las principales tareas domésticas, incluso cuando trabaja a jornada completa fuera de casa. El 92% lava la ropa frente al 22% de los hombres; cocinan (85% mujeres y 47% hombres); compran (87% mujeres y 56% hombres) o limpian la casa (46% y 10%, respectivamente).
El estudio también recoge la ayuda recibida por parte de los abuelos, un hecho «muy característico» de la sociedad española, según sus responsables, que señalan que los abuelos se ocupan de la comida y cuidan de los nietos por las tardes en más de un 40% de los casos e incluso ayudan económicamente a sus hijos en un 14%. «Abuelos suplen mucho en nuestra realidad diaria y, si no fuera por ellos, algunos aseguran que tendrían que dejar de trabajar», afirma Chinchilla.
Tal y como ha indicado la también directora del Centro Internacional I-WILL, los 'micromachismos' son «injusticias» de la vida cotidiana, a pequeñas tiranías que pasan desapercibidas por la normalidad que se les da, pero que, sin embargo, perjudican a las mujeres, como es su predisposición al cuidado de los hijos «del que con frecuencia suele aprovecharse el hombre».
La gran mayoría de las encuestadas (70%) creen en general que los hombres tienden a no responsabilizarse de las actividades domésticas, el 69% opina que generalmente ellos se aprovechan de las capacidades «femeninas» de servicio; y el 74% está de acuerdo en que los hombres, en general, disfrutan de una situación de ventaja en el hogar y que dedican el tiempo que pasan con sus hijos a actividades más divertidas.
El 92% considera que existe un desajuste entre los horarios y el calendario escolar y laboral y un 77,5% cree que el tiempo de comida en el trabajo es demasiado extenso y tardío. Para Chinchilla hace falta «voluntad política» para acabar con estos horarios «irracionales», igualarlos al resto de Europa, y poner el mismo empeño que con el tabaco en su día.
Aunque las empresas cuentan cada vez más con políticas de conciliación, el informe advierte de que un tercio de las mujeres y una cuarta parte de los hombres entrevistados sigue percibiendo que el uso de estas políticas puede tener consecuencias negativas en su carrera. El 91% opina que existe falta de flexibilidad en su empresa y un 85,6% considera que ésta es poco sensible con la maternidad y la paternidad.
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