MUERE CARMEN BALCELLS, LA GRAN AGENTE LITERARIA EN ESPAÑOL


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Carmen Balcells, la figura más legendaria en las bambalinas de la literatura en español, ha muerto en Barcelona a los 85 años. La agente literaria, la "Mamá Grande" de Gabriel García Márquez, fue la mujer que dirigó hacia la profesionalización del mundo editorial, que hasta los años 60 funcionaba como un club de caballeros. 
Balcells era una mujer de provincias, una ilerdense que en su casa hablaba catalán y que nunca fue a la universidad. Fue a caer en el despacho barcelonés de un agente literario rumano, Vintila Horia. "Soy sólo una secretaria ilustrada. Una mujer nacida para ser secretaria que ha entrado en este mundo un poco por casualidad", decía de sí misma. Allí tuvo una intuición, entendió cuál era el quicio en el que estaba su negocio. La clave del futuro consistía colocar a los autores en el centro del juego, darles valor de mercado, hacerlos atractivos para el público de una nueva época. Balcells se independizó, montó su despacho en los años 60 y cogió una ola única en la historia de la literatura en español. Un día, José Caballlero Bonald le dio el soplo de que existía un manuscrito llamado '100 años de soledad', obra de un periodista colombiano medio zángano. Balcells creyó en aquella información y consiguió editor para Gabriel García Márquez. No a la primera ni a la segunda. Pero fue la mejor apuesta en la historia de la literatura en español. Mario Vargas Llosa, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, José Donoso y Alfredo Bryce Echenique vinieron detrás.
¿Qué les daba Balcellls a sus clientes? Dinero, lo primero. Con Balcells, la negociación entre autores y editores dio un giro: los escritores se convirtieron en el lado fuerte del trato y los editores, en los que tenían que pujar. Aparecieron los adelantos, los porcentajes sobre traducciones, el control sobre el número de ejemplares editados. Se acabaron las chapuzas y las estafas. O, por lo menos, fueron menos.
Les dio aplomo y consejo, después. Balcells no pretendía ser la compañera de sus escritores pero era mucho más leal que el mejor amigo. Ese equívoco dio pie a gran parte de la leyenda de la agente. García Márquez, siempre tan deseoso de gustar, le preguntó una vez: "Me quieres, Carmen?". Y Balcells le contestó: "Representas el 40% de nuestra facturación". Peor que cualquier despecho amoroso. 
"Para mí [los escritores] son clientes de la agencia. Así de claro", dijo Balcells en una entrevista. "Luego existen vínculos, cómo no, relaciones entrañables. Pero nunca he olvidado que en esta casa vivimos de los grandes escritores. Y yo me hago querer todo lo que puedo para evitar las deserciones. En esto somos como el ejército. Respecto a la amistad, los años te hacen comprender que en toda una vida sólo da tiempo a tener tres o cuatro amigos, no más. Esos son los que caben en una existencia» 
Mientras triunfaba con los escritores latinoamericanos, Balcells entró en el negocio de la literatura de su país. Luis Goytisolo fue su primer representado español. Le siguió su hermano, y después llegaron Manuel Vázquez Montalban, Juan Marsé, Camilo José Cela, Eduardo Mendoza... Los buenos y difíciles y también los populares y accesibles. La narrativa española, que hasta entonces era un mundo encerrado y más bien mohoso, adquirió un aire más brillante, exportable. 
Nunca se supo cuánto sabía de literatura, si es que sabía algo. Tampoco está claro cuánto había de método y cuánto de intuición de pueblo en su éxito. Una reina en su mundo, es lo que fue.No habrá velatorio para Carmen Balcells. Ella misma decía que a los velatorios se va por compromiso. La enterrarán mañana en un panteón familiar, en su pueblo, en Santa Fe.

CARMEN BALCELLS

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